
Hace tiempo publicamos en este mismo medio el resultado de nuestro análisis de un rubí tratado térmicamente procedente de Mong Hsu (Myanmar). Desde entonces hemos recibido más ejemplares de este tipo, y, dado que estos rubíes, muchas veces, se parecen a los sintéticos de fase fundida Kashan, nos hemos decidido a actualizar con más información los datos que en su día distribuimos. A continuación, repasaremos el caso que ya habíamos presentado junto con uno nuevo que complementa la información aportada.
Uno de los rubíes que nos trajeron para certificar estaba facetado y pesaba 1,79 ct, talla oval, de 8,10×6,20×4,30 mm, el panorama de inclusiones que tenía era muy parecido al de los rubíes naturales, pero también al de ciertos rubíes sintéticos de fase fundida Kashan.

Después de comprobar que, en efecto, los índices de refracción de 1,762 y 1,770 y birrefringencia de 0,008, se correspondían con los del rubí, procedimos a analizar el espectro de absorción de la gema con un espectroscopio gemológico manual. El espectro de absorción del ejemplar, en la región de la luz visible (entre los 700 y los 400 nm aproximadamente), consistía en dos líneas finas que formaban un doblete en el rojo, una banda de absorción que abarcaba todo el amarillo y parte del verde, dos líneas finas muy definidas en el azul y absorción de todo el violeta. Este espectro de absorción se debe al cromo y es típico de los rubíes, tanto naturales como sintéticos.

La fluorescencia de la gema bajo la lámpara de luz ultravioleta de onda larga (366 nm) era de color rojo intenso y con onda corta (254 nm) rojo muy intensa. Aunque los rubíes sintéticos suelen tener este tipo de fluorescencia, los rubíes naturales también pueden tenerla.
Durante el examen visual de la gema, en primer lugar, destacaban unas bandas rectas blancas de coloración zonal con disposición hexagonal sobre el color rojo oscuro moderadamente fuerte de la masa del ejemplar (R 7/4, según la terminología GIA para definir el color).

Con la lupa gemológica de 10X resultaba fácil reconocer una pluma formada por inclusiones líquidas o fluidos. Aunque este tipo de inclusiones es muy habitual en los rubíes naturales, sobre todo en los rubíes tailadenses, también podemos ver plumas muy similares en los rubíes sintéticos fabricados por Kashan.

Estas inclusiones que forman plumas nos pueden confundir si las observamos sólo con la lupa, pero con el microscopio gemológico esto ya no ocurre porque vemos rápidamente que el contorno de las inclusiones aparece redondeado y, además, el aspecto general de la pluma dista mucho del que podríamos ver en un rubí natural. Sin embargo, tal y como hemos comentado más arriba, estas plumas se parecen mucho a las formadas por restos del fundente empleado en la sintésis de los rubíes fabricados por Kashan. Estos rubíes sintéticos también tienen, algunas veces, inclusiones muy pequeñas que forman una débil «niebla», incluso adoptando una disposición hexagonal, pero no tan marcadas como en el ejemplar que estabamos estudiando. Así que, en consecuencia, el examen de las inclusiones, en este caso, no resultaba concluyente.
No obstante, frente a este tipo de sintéticos de fase fundida, nuestra gema presentaba un rasgo peculiar: un ligero tono azulado en la masa de la gema y, además, las inclusiones, sólidas y bifásicas, mostraban evidencia de tratamiento térmico porque estaban redondeadas.


Este tipo de inclusiones sin forma cristalina evidente puede ser un indicador de que la piedra ha sido sometida a un tratamiento térmico con alta temperatura que ha disuelto, en parte, el exterior de las inclusiones.
La gema tenía también alguna que otra fractura interna pequeña que alcanzaba la superficie de la gema, y, un rasgo destacable era que estas fracturas no estaban huecas, sino que estaban rellenas con un material que parece «sellar» la superficie de la fractura.

La sustancia que rellena la fractura, probablemente bórax, se emplea para recubrir los rubíes y zafiros durante el tratamiento térmico. Esta sustancia, a menudo, penetra por el interior de las fracturas que llegan a la superficie y se queda alojada en su interior.
Todo lo expuesto hasta ahora indicaba que el rubí había sido tratado térmicamente. El tipo de inclusiones junto con la intensa fluorescencia roja con luz ultravioleta de onda larga, que eran los rasgos más característicos, al parecer de algunos gemólogos, eran elementos de juicio poco sólidos para afirmar concluyentemente el origen tratado térmicamente de esto rubí. Así pues, realizamos un estudio de espectrosopía de infrarrojos FTIR con algunas muestras de rubíes naturales y tratados térmicamente para aportar más información que respaldara nuestras afirmaciones.
Un ejemplo paradigmático de nuestra experiencia es un de rubí con las mismas características que el anterior, pero esta vez con un color más oscuro y engarzado en una montura cerrada. El ejemplar, de 10,00×9,00 mm y 2,72 ct, reunía todas las características del primer rubí, excepto el color. Este rubí tenía un color más oscuro.

Al estar montada la gema observar su interior resultó un poco más complicado, pero como era muy transparente pudimos ver con claridad las plumas formadas por inclusiones que parecía líquidos o fluidos con forma redondeada. Tenía puntos blancos muy pequeños que formaban una «niebla» y fracturas internas que alcanzaban, en algunos puntos, la superficie; estas fracturas se veían rellenas de un material sólido con una apariencia muy peculiar.

El espectrofotómetro de infrarrojos de nuestro laboratorio es un FTIR Nicolet iS10 que alcanza un intervalo de longitudes de onda entre 7800 cm-1 y 350 cm-1. Y, en consonancia con diversos artículos publicados en revistas de Gemología, encontramos que en el rango entre 3500 cm-1 y 3000 cm-1 aparecían unos picos que identificaban el origen, natural o tratado de cada uno de los ejemplares. En concreto, los rubíes tratados de Mong Hsu presentan un pico muy intenso a 3308 cm-1 y otro más débil a 3232 cm-1, mientras que en los rubíes naturales el pico a 3308 cm-1 tiene mucha menos intensidad, el pico a 3232 cm-1 no aparece y, sin embargo, suelen presentar una curva entre 3520 cm-1 y 3420 cm-1 aproximadamente.

Con todo ello, podemos decir que los rubíes tratados térmicamente procedentes de Mong Hsu, cuyo precio es considerablemente más bajo que el de los rubíes naturales, no presentan ninguna dificultad para su identificación.
Autor: José Manuel Rubio Tendero