Un joyero cliente nuestro, nos llama preocupado porque había soldado una garra a una sortija con montura de cuatro garras con un diamante engastado. La piedra es  de 0,38 ct. en talla brillante moderna. Para soldar empleó un liquido que ayuda a que no se oxide el metal y otro a que la soldadura fluya con facilidad (Technoflux), aplicándolos a esta sortija de oro blanco de 18 quilates.

Todos sabemos que se puede soldar con el diamante engastado y que puede aguantar altas temperaturas, incluídas las de la soldadura sin afectarlo, siempre y cuando, una vez terminada la soldadura no se introduzca la pieza en un líquido como el  «blanquimen» o similar para enfriar, pues este cambio brusco de temperatura puede hacer que el diamante se fisure, en términos joyeros se le llama «helarse». El cambio brusco origina que internamente se produzcan fisuras que afean al diamante. El efecto es el mismo que cuando sacamos un cubito de hielo del congelador y lo introducimos en un vaso de agua que está a temperatura ambiente. Escucharemos un crujido y observaremos que se ha fisurado internamente.

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Diamante con un recubrimiento después de haber soldado una garra con líquido para soldaduras

El joyero observa con estupor que el diamante se ha quedado mate y teme que se haya fisurado. Lo observa detenidamente con su microscopio para engastar y se da cuenta de que es superficial. Lo desengasta para poder hacerle la limpieza mejor. Observa que por la corona tiene mas recubrimiento que por la culata. Suponemos que al estar montado y aplicarle los líquidos, estos se depositarían con mas facilidad arriba que abajo. Intenta limpiarlo, poniéndolo en ácido sulfúrico, después en un bombo de palillos de acero, en alcohol. El resultado es lo que se ve en esta imagen.  Desesperado porque no sabe que hacer nos llama para contarnos el problema y ver si podemos ayudarle. Trae el diamante al laboratorio y lo deja para que podamos recuperarlo, quitarle esa pátina superficial y devolver su brillo y aspecto original, pues no se lo puede devolver al cliente en ese estado. En alguna ocasión, le contamos que ya habíamos tenido experiencia con otra piedra  y la recuperamos. El motivo fue diferente, pero la recuperamos.

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Diamante visto por la culata. El recubrimiento es mucho menor que en la corona.

En esta ocasión, sumergimos la piedra en diferentes líquidos. En primer lugar probamos un desengrasante muy fuerte a 100º centígrados y con ultrasonidos durante mas de 10 minutos, el resultado fue que salió la piedra exactamente igual, como si nada hubiéramos hecho con ella.
A continuación la sumergimos en diferentes líquidos durante tiempos de una hora. Ácido clorhídrico, y nada, ácido sulfúrico y nada, ácido nítrico y nada. Probamos hasta el ácido de la piedra de toque que tampoco dio ningún resultado.
A continuación la pusimos en líquidos disolventes, líquidos que disponemos de ellos como el tricloroetileno, acetona, alcohol, tolueno, sin ningún resultado.

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Diamante después de haber practicado una soldadura estando montado y aplicarle un líquido para soldar.

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Harto de hacer pruebas, frote la piedra con espartos de cocina para ver si arrancaba la capa superficial y tampoco conseguí ningún resultado. Sujetamos la piedra en un dop con pegamento y debajo de la mirada del microscopio le pasé una hoja de bisturí muy afilada con mucha precisión sobre la tabla del diamante, para intentar decapar la superficie sin conseguir que se desprendiera.

Nuestro cliente vino a recoger la piedra y le dijimos que consultara con la firma del producto químico por ver si existe algún disolvente que le pueda quitar el recubrimiento. Otra solución que le comenté es el poder repulir la piedra y borrarle literalmente la capa depositada dejándolo perfecto, aunque con la posibilidad de que pierda unas centésimas de peso. Estamos a la espera de que nuestro cliente nos informe de como lo ha solucionado.


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