En la gran mayoría de casos, un 80% diría yo, cuando un cliente, hablo de los particulares no de los joyeros, nos trae su pieza o piezas para realizar el informe gemológico o catálogo de joyas con valoración, las piezas siempre están sucias o poco luminosas, faltas de brillos y destellos debido a la pátina de grasa que las recubre por el uso habitual. Cuando digo sucias, me refiero a que suelen tener restos de grasa, cremas, a veces manchas de lacas, sudor, etc. Hasta cierto punto es normal que las piezas se manchen o ensucien por su uso, por el roce con la piel, por las cremas, perfumes y lacas. Se nota cual es la pieza que mas se usa por la mayor o menor cantidad de suciedad y roces. Tenéis que saber que los diamantes tienen la propiedad de «lipofilia», se les adhiere las grasas con mucha facilidad. Por eso se quedan mates simplemente tocándolos con los dedos. Pero esto es una propiedad que conociéndola, puedes con unos cuidados mantener muy luminosos tus diamantes. Otra cosa es la dejadez de algunas señoras que usan las piezas en todo tipo de situaciones, incluso fregando, consiguiendo que se acumulen por sus rincones y por debajo de las piedras restos de suciedad. Otras señoras piensan que sumergirlas en líquidos puede ser malo para la joya. Esto podría ser verdad para algunos casos concretos de piezas que por su hechura o por el contenido de materiales que las componen habría que desmontar antes de limpiar, por ejemplo relojes, o piezas huecas o con muchos recovecos, o piezas que combinan telas o hilos o piedras porosas. Entiendo que el cliente debería llevar periódicamente sus joyas a su joyero de confianza para que le haga la limpieza. Es el joyero el que debe de saber como hacerlo y qué hay que desmontar o quitar antes de sumergir. Estaría bien que el joyero tuviera la atención de llamar o recordar a sus clientes que pueden realizar el servicio de limpieza de sus joyas, como cuando vas a la revisión de un coche y se apuntan la fecha de realización y en que fecha será la próxima revisión. Este es un trabajo que el propio joyero podría realizar incluso a domicilio. Un pequeño maletín portátil con troley puede llevar el equipo, como una pequeña cubeta de ultrasonidos, cepillos, desengrasantes, líquidos desoxidantes, paños, un secador, pequeños alicates, etc. etc. Podrá al mismo tiempo repasar el estado de funcionamiento de los cierres de cajón, de las palas de los pendientes con «clip», de los cierres de pato y de «ocho», las presiones, las cadenas de seguridad, comprobar las piezas que están pegadas (perlas, cabujones de piedras) sanear los pegamentos y reemplazarlos por nuevos. Revisar el estado de las monturas para asegurarse de que no hay peligro de perder una piedra. Como veis, son muchos los cuidados que necesitan las joyas.
Creo que debería ser una obligación el que cuando un joyero vende una pieza, adjuntarle una ficha o documento en el que explique las recomendaciones de limpieza y cuidados que debe tener el cliente para mantenerla siempre perfecta, como nueva. En MLLOPIS en todos nuestros informes gemológicos que se utilizan para acompañar la venta de una joya, indicamos que recomendaciones y cuidados debe de tener con esa pieza en concreto.
Cuando realizamos una tasación de joyas, el primer trabajo que hacemos es el de limpiarlas. Esto es necesario por varios motivos, el principal es el poder ver limpiamente los diamantes y las piedras de color sin manchas, sin polvo o grasas que me puedan camuflar sus inclusiones o que no te permitan observarlas internamente y porque las fotos reflejan mejor la realidad de la joya. Cuando el cliente ve su pieza limpia que brilla mucho mas, que está mas luminosa, es cuando se da cuenta de que estaba sucia o manchada.
Uno de los instrumentos mas populares entre los joyeros son las cubetas de ultrasonidos. Estos aparatos que los hay de poca capacidad mas domésticos, medio litro, hasta grandes cubetas industriales, se llenan de agua preferiblemente de ósmosis, que no contenga cal porque al secar no deja cercos. Se les añade un desengrasante, llevan interruptores o botones que permiten regular una temperatura de 50 a 100º a voluntad y con la vibración por ultrasonidos realizan de forma mecánica la limpieza por todos los rincones de las joyas. Hacen con minuciosidad el trabajo que haríamos si lo hiciéramos con un cepillo a mano. Sin embargo hay que saber que piezas admiten la vibración y cuales no. No todo es válido, por ejemplo no se deben de meter piezas con esmeraldas, ya que la mayoría llegan al comercio con tratamientos estándar de relleno de aceites incoloros admitidos por la Normativa Cibjo para el comercio de Piedra de Color, que se alteran o pierden los rellenos con los desengrasantes del ultrasonidos y se quedan blanquecinas y faltas de vida. Otros casos son los de piezas antiguas y no tan antiguas con mucha piedra pequeña engastada con granos, entonces es preferible dejar en inmersión dentro de la cubeta pero sin poner en funcionamiento la vibración por ultrasonidos y cepillar a mano con un cepillo de cerdas suaves o blandas, porque en estos casos la vibración hace que se caigan o suelten muchas piedras que luego recuperamos en el fondo de la cubeta y hay que llevar al engastador para que las vuelva a engastar. Otros materiales porosos como perlas corales, turquesas, etc. necesitan que se limpien con mas suavidad preferiblemente paños empapados en alcohol para desengrasar. Ante cualquier duda es mejor consultar con su joyero o con un Gemólogo.