Uno de los materiales gemológicos que a menudo se confunden con el diamante es la moisanita sintética. En nuestro laboratorio nos encontramos con relativa frecuencia que nos traen una moisanita sintética para certificar porque el cliente se pensaba que era un diamante. Aunque a primera vista diamante y moisanita puedan parecerse, en realidad una sencilla observación cuidadosa de las gemas las diferencia sin demasiada dificultad. Sin ir más lejos, ni entrar en mucho detalle, el diamante es un material monorrefringente y la moisanita birrefringente por lo que en esta última veremos dobles las imágenes de las aristas de sus facetas cuando observemos la gema con una lupa 10x, entre otras pruebas que además se pueden hacer.
Aunque la mayor parte de las moisanitas que con relativa frecuencia inducen al comprador a equivocarse son incoloras, hay también moisanitas de otros colores, azules, amarillas o verdes. Pero lo que nos llamó la atención recientemente es una moisanita sintética de color rosa de 0,92 ct que identificamos por su densidad, alta birrefringencia y espectro de infrarrojos FTIR característico. Este ejemplar debía su color a un recubrimiento muy fino compuesto de hierro y titanio.
El problema, más allá de que el comprador sepa o no cómo identificar estas piedras, es que el recubrimiento es muy fino y puede desprenderse con el uso y si eso ocurre afectará a la integridad de la joya en la que vaya engastada. Al menos es lo que observamos en el ejemplar que tuvimos la ocasión de estudiar con detenimiento.
Autor José Manuel Rubio Tendero