No es oro lo que parece

Uno no termina de aprener nunca. Hace uno dias nos visitó un cliente para que le hicieramos un certificado de autenticidad con su valoración de un reloj Rolex Daytona que tenía prisa por vender, ya que está pasando un apuro económico. En cierto establecimiento de Compra-Venta le habían apalabrado la compra, no sin antes llevar un certificado de autenticidad.

Me llena de orgullo el que soliciten este tipo de certificado, pues significa, por un lado, el que no ibamos desencaminados cuando desde hace unos cuatro años que los hacemos y por otro ya son muchas las Compra-Ventas que para comprar un reloj de «marca» le aconsejan al cliente que venga a nosotros para que le hagamos ese certificado de autenticidad, solo asi, y en el caso de que efectivamente sea auténtico es cuando le ofrecen una cantidad para comprárselo.

Volviendo al caso que me ocupa con el Rolex Daytona, el cliente mostró ser desconfiado cuando le dije que me lo tenía que dejar por lo menos un día. Le comento que sí me parece original por todas sus características externas, pero que si no lo abro en un concesionario no firmo ningún documento. Por fin, accede. Peso el reloj delante de él y le hago una foto, la cual firmo el «recibí para su valoración». Al día siguiente me dirijo al concesionario Rolex a llevarles la pieza.

El maestro relojero cuando lo coge, exclama ¡uf,.. pesa poco!, ese detalle se me quedó, ya había comprobado con la piedra de toque que daba bien los 18 Ktes. comprobación a pesar de los muchos grabados que llevaba en el cierre 750, 18 K.  etc. . Grabados que me parecieron raros realizados con láser, cuando normalmente son de punzón, pero pensé, será la forma actual de marcarlos. No somos expertos relojeros, lo que hacemos es buscar el concesionario mas cercano para que abra el reloj y nos confirme su autenticidad, al mismo tiempo fotografiamos su máquina y todos los punzones y grabados internos y externos, demostrando así en un documento muy gráfico que la pieza es original.

El maestro relojero abre la máquina y comprueba que no es Rolex, no lleva ninguna marca o grabado propios, simplemente es una máquina de movimiento automático convencional. Mi curiosidad va mas allá y le pregunto por otros detalles en los que me debería de fijar, me enseña los punzones de debajo de las asas que este no lleva, el esmalte de los números del cerco en este son de trazo mas grueso, los pulsadores tienen un rebaje menos pronunciado, los punzones no se hacen con grabado láser, se hacen con marca de punzón, en fin, detalles difíciles de ver si no conoces bien la marca.

Vuelvo al laboratorio a recopilar la información y documentarla en un informe para entregárselo al cliente. Se me ocurre ante la exclamación del maestro relojero «¡uf,…, pesa poco!» de volver a tocarlo con los ácidos, pero esta vez compruebo con un microscopio la rascadura en un canto de un eslabón y veo con asombro que el color que aparece es el blanco, lo que me confirma que es de otro metal y que lleva un chapado muy grueso. Cuando el cliente vino a recogerlo junto con el documento, manifestó que por lo menos lo vendería como oro a peso. Cuando se lee el informe y le insisto que además de que la máquina y la caja no son originales, «no es de oro» se puso de todos los colores. Vamos que se fue muy dolido.

Las cosas no son lo que parecen, hay que ser cauto en el momento de hacer una valoración. No solo los fraudes se hacen con gemas, también con joyas de marca, especialmente relojes. No tenemos que dejarnos llevar por la impresión a primera vista, es mejor comprobar, consultar con las «marcas» para estar seguros del articulo que estamos valorando. Aconsejamos a los clientes que «duros a cuatro pesetas» no existen y que de la misma manera que la Compra-Venta les exigía un certificado de autenticidad, debería ellos también exigírselo a quien le está vendiendo la pieza, reloj, joya o lo que sea.

Manuel Llopis es Gemólogo, Especialista en Diamante y Piedras Sintéticas Modernas, por la Universidad de Barcelona. Fundador y director del Laboratorio Gemológico MLLOPIS de Valencia.

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