Todavía es pronto para decir que hay recuperación, aunque no paramos de oír que nuestra economía va por buen camino. Pienso que escuchar noticias en positivo es bueno, creo que producen un efecto psicológico que te hace ver las cosas con optimismo, al menos a mi.
Pocas o muy pocas son las joyas que le queda a la gente por vender, es hora de ir pensando en reconvertir mi tienda de compra venta y adaptarla a las circunstancias actuales. Muchos de estos establecimientos, pequeños talleres y no tan pequeños y joyerías empiezan a sacar esos botes o cajitas llenas de piedras que se han ido desengastando durante estos últimos años. Toca revisarlas, era un tema olvidado y estoy seguro que esconde algún tesoro. El primer consejo que doy es que si no se tienen conocimientos de gemas hay que acudir a un gemólogo o laboratorio gemológico. Son los profesionales de las gemas los que pondrán orden en nuestro caos de piedras.
La forma de proceder, en mi opinión, es una primera observación del contenido de un bote vaciado sobre una mesa que tiene hojas blancas de din A3 o sobre una bandeja, puesto que si hay cuentas esféricas o perlas cultivadas, mejor ponerles cerco para que no rueden. Hay que tener una visión global del contenido. Cada lote es único, según su procedencia. No es lo mismo un lote de un taller que trabaja con un determinado tipo de piedras, o un lote de una compraventa que es muy variopinto y puedes encontrar de todo. Cada lote tiene un tratamiento diferente. Pero en general esto es lo que hacemos:
-Separamos las orgánicas: perlas corales, conchas, marfil, ámbar, etc.
-Separamos, desde nuestra experiencia, a golpe de vista, lo que nos parecen plásticos y/o piedras grandes con talco en la culata.
-Separamos piedras opacas y traslúcidas, de reconocimiento directo, suelen ser cuentas, placas, cabujones, etc. no importa el tamaño.
-Separamos piedras grandes facetadas y transparentes.
Nos van quedando las piedras mas pequeñas de todos los colores.
-Separamos las piedras pequeñas incoloras de las de color.
Con piedras grandes podemos utilizar las manos pero con mas pequeñas utilizamos las pinzas pero no cogiéndolas una a una, sino haciendo barridos. Otro instrumento de ayuda es un simple recogedor, que nos sirve también para los barridos.
Llegados a esta etapa, lo primero que hacemos es limpiar los montones con ultrasonidos, por supuesto evitamos las piedras porosas y las delicadas. Utilizamos cestillos con rejillas acorde al tamaño de las piedras, de esa manera podemos pasar el cestillo por diferentes vasijas con agua osmotizada para aclarar, luego secamos con un secador de mano sin sacar del cestillo. Para las piedras pequeñas, utilizamos cestillos cerrados con rosca, así cuando secas con el chorro de aire no se escapan. En algunos casos extremos nos encontramos pegamentos, colla de engastador, grasa, cremas, etc. En esta situación para limpiarlas utilizamos acetona, alcohol o disolventes siempre que el material lo tolere.
Ya están limpias y agrupadas. Los lotes de piedras por reconocimiento directo se separan por tipo: turquesas, lapislázulis, sodalitas, rodocrositas, malaquitas, jaspes, labradoritas, amazonitas, etc. Por supuesto tenemos en cuenta si hay fracturadas y además examinamos con lupa 10x los casos dudosos, ya que te puedes encontrar imitaciones de ellas en vidrios o pastas.
Con las piedras traslúcidas hacemos lo mismo pero separándolas por colores y luego tamaños. También utilizamos la lupa para casos dudosos, incluso el refractómetro por el método de la visión distante.
Con las piedras facetadas separamos por colores y tamaños, después utilizamos el rafractómetro. En los casos dudosos empleamos microscopio y espectroscopio para determinar si son naturales o sintéticos y si son tratadas o no.
Llegado el momento de las piedras incoloras, puedo decir que nos hemos encontrado desde virutas de metal por el desengastado hasta fragmentos de piedras fracturadas, desconchados de perla, restos de colla de engastador, etc. Con este panorama, primero colocamos por lotes de pequeña cantidad en bandejas que observamos desde un microscopio. Con la yuda de unas pinzas de puntas finas y con la observación microscópica, vamos haciendo un completo examen a la bandeja quitando con las pinzas todos estos fragmentos, virutas, desconchados, etc. hasta que hayamos revisado todo el lote. El siguiente paso es de la misma manera pero quitando o los diamantes o lo que no son diamantes. Quiero decir que si observamos que hay mas diamantes que otras piedras incoloras, acabaremos antes quitando las que no son diamantes y viceversa. En este punto es importante el pulso y la concentración. No podemos ni estar nerviosos ni tensos, mas bien tranquilos. Pensad que un movimiento brusco puede lanzar una bandejita con cientos de piedras pequeñas por los aires.
A continuación de haber separado los diamantes de los que no lo son, estos se empiezan a tamizar desde el primer tamiz de apenas 1 mm. de diámetro y así sucesivamente. De esta manera hacemos lotes por tamaños, siempre que sean redondos, si no, entonces hay que separar las tallas ovales, marquís, princesas o carrés, luego con un calibrador las medimos para separar por tamaños. Para las tallas redondas el siguiente paso, si quieres refinar los lotes, separamos tallas 8/8, 16/16, rosas y brillante antigua. Posteriormente se pueden subclasificar por color y pureza.
Podéis hacerlo vosotros, pero aconsejo que consultéis con un gemólogo. Estoy convencido de que vais a ahorrar tiempo y dinero.
El remate final consiste en colocar los lotes en papelinas, las piedras grandes en estuches, o blisters, etc, etc. con sus etiquetas que indiquen peso, talla, medida y nombre de la piedra, de esta manera quedan presentables y manejables. Para el caso de diamantes color, peso, pureza y talla.
De esta manera podemos reciclar todas esas gemas que estaban olvidadas y le podemos pedir al gemólogo que las valore y por fin las podemos vender.