La Fundación Calouste Gulbenkian celebra su 50ª aniversario con una importante exposición de 230 joyas, relojes y otros objetos de la Colección Cartier, algunas de ellas propiedad de este prolífico coleccionista. La muestra ha recorrido los más importantes museos hasta llegar a Lisboa y ha permanecido abierta al público desde el 15 de febrero para cerrar sus puertas el 29 de abril. Mas información en www.gulbenkian.pt
La exposición «Cartier 1899-1949. El precursor de un estilo» reune un conjunto excepcional de 230 joyas, relojes e objetos pertenecientes a la colección Cartier, así como algunas de las adquisiciones de Calouste Gulbenkian, pertenecientes a la fundación. Se exponen diseños originales, algunos de los cuales asociados al coleccionista, modelados y diversa documentación.
La colección Cartier ha sido exhibida en los últimos años en los más prestigiosos museos del mundo de los que se destaca el Museo del Hermitage en San Petersburgo, British Museum de Londres, Metropolitan Museum of Art en Nueva York, Museum of fine Arts en Houston y Museo de Shangai. En Lisboa, donde se encuentra actualmente, finalizará el 29 de abril. Organizada por el Museo Calouste Gulbenkian en colaboración con la colección Cartier y la editorial Skira, quien publica el catálogo, esta iniciativa se integra en la conmemoración del 50ª Aniversario de la Fundación Gulbenkian.
Existe además una exposición permanente de joyas y objetos de René Lalique propiedad de este coleccionista. Más información acerca de la exposición en www.gulbenkian.pt
El trabajo de Cartier es el propio de la joyeria del siglo XlX con influencias de otras partes del mundo. Éste periodo corresponde entre 1910 y 1930. Había cuatro áreas de inspiracióm: Egipto, Persia, India y China, Japón y Sudeste asiático.
El trabajo de Cartier de estilo egipcio puede dividirse en dos grupos. Las joyas englobadas en el primer grupo fueros realizadas sobre 1910 y continuó hasta 1930. El diseño estaba basado en motivos egipcios como el loto, papiros o una estructura arquitectónica que flanqueó una entrada del templo en el antiguo egipto. Estos motivos eran habitualmente recreados con la combinación de diamantes y onix. El segundo grupo, en el que incorpora antigüedades egipcias, parecen haber estado hecho porterior a 1922 y demuestra la influencia de un mayor descubrimiento de la tumba de Tutankamon.
La influencia persa no vino por joyas ni objetos, pero si de dos fuentes distintas. Una fue el Ballet Ruso de Diaghilev, la otra fue la colección de Louis Cartier de miniaturas persas. Éstas últimas pudieron influenciar en la combinación de materiales.
Cartier estuvo cultivando sus contactos con príncipes de India en Europa desde 1900. En vistas a la larga asociación de Gran Bretaña con India mantuvo relaciones comerciales. Su primera visita a la India fue en 1911. El segundo aspecto de los contactos de Cartier con India fue la importación de piedras. Las grandes cantidades de piedras importadas de la India le dió a la joyería de Cartier un carácter distinto de las de sus contemporáneos. Las perlas eran encadenadas «en manojos», mientras que cuentas de rubí y esmeralda se pasaban en collares de grandes proporciones.
Como la influencia de Egipto, la influencia de China y Japón puede dividirse en dos tipos distintos de objeto: los que utilizan adornos chinos o japoneses en el diseño, pero fueron hechos enteramente por Cartier, y los que incorporan elementos chinos o japoneses reales, tales como tallas del jade o paneles de laca. Los motivos chinos y japoneses eran ya familiares en el repertorio de Cartier antes de la 1ª Guerra Mundial. Los diseños geométricos de Cartier para joyas con diamantes del periodo alrededor de 1905-1912 suelen ser descritas como vanguardistas, adelantándose a los diseños modernistas de los años 20.
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