Todos sabemos lo que es REPARTIR. Según la RAE: Distribuir algo dividiéndolo en partes. En el caso que os comento, se trata de repartir joyas entre sus herederos. Cuando me refiero a joyas, en general quiero decir todas aquellas piezas de joyería como pueden ser pendientes, sortijas, solitarios, pulseras, collares, cadenas, broches, relojes, gemelos, …, y un sin fin de nombres para describir a estas piezas que sirven de adorno personal masculino o femenino, apropiadas a cada una de nuestras edades y situaciones y que están realizadas con metales nobles y piedras preciosas. Aunque también nos hemos encontrado con monedas y metales en diferentes leyes y formas, granalla, lingotes o láminas.
Llevo mas de treinta años haciendo valoraciones de joyas de familias, de matrimonios, de personas solteras, de personas viudas, de instituciones, de entidades, de empresas, etc. Los motivos por los que quieren hacer una valoración de sus joyas son muy distintos: para asegurarlas, para venderlas, por el gusto de saber lo que tengo, etc. Pero en lo que mas coinciden la mayoría es para hacer un reparto entre los herederos. Estos repartos pueden realizarse en vida de los propietarios o con posterioridad a su fallecimiento.
Cuando es en vida de los propietarios, en muchos casos suelen ser ellos mismos los que, con la valoración realizada, asignan las piezas a cada uno de los herederos, que generalmente suelen ser los hijos. En otros casos requieren tu colaboración para hacer el reparto y ser lo mas justo posible con los herederos. Cuando te dicen que quieren repartir, te preguntan ¿usted me podría hacer x lotes?, ¿usted me calcularía x partes iguales?. ¡Por supuesto que sí!, contesto. Pero siempre pregunto si hay alguna condición, por lo general te contestan que no, aunque he encontrado casos en los que te advierten de que no tengas en cuanta alguna pieza en particular y hacer el reparto del resto, o simplemente valore lo de chico y lo de chica por separado. Nos elijen porque prefieren «una mano inocente, o imparcial» que haga el reparto y que no sea nadie del entorno familiar, ya que si es así parece que hay influencias al formar parte de los herederos.
Cuando es con posterioridad al fallecimiento de los cónyuges, me he encontrado con situaciones muy distintas. Las que vienen los herederos, generalmente los hijos que bien avenidos prefieren valorarlo y repartírselo ellos, porque se llevan bien, o aún llevándose bien, prefieren que un tercero imparcial haga varios lotes equitativos. Sin embargo, y lo menciono con asombro, muchos de estos casos nos llegan por vía de abogados, notarios o juzgados debido en gran parte a que los herederos no se llevan bien, hay disputas entre ellos. Lo de las joyas es solo una parte del problema. Las otras partes suelen ser: propiedades inmobiliarias, empresas, sociedades, acciones, participaciones, muebles, cuadros, ajuar doméstico, etc. etc. Pero, está claro, yo solo me refiero a las joyas.
Independientemente de estos casos particulares, siempre me gusta explicar que es lo que hago y cual es el criterio que sigo al hacer el reparto. Ya tengo en cuenta, desde mi experiencia, el notar o sentir si hay o no buenas avenencias entre herederos, aunque esto no es una premisa que me condicione para el reparto, pero sí en la delicadeza y tratamiento de la situación. Si las piezas a repartir y para no encarecer mis servicios, son de lo que en joyería llamamos «genero de peso», que no llevan nada de piedras, he llegado a no tener que valorar pieza a pieza, pero sí comprobar el tipo y ley de metal y pesar cada una para hacer un reparto equitativo de peso, es decir igualdad de gramos en cada lote, haciéndolos semejantes en cuanto a tipo, cadenas, pulseras, colgantes, sortijas, etc. . Pero estos son casos contados, no suelen ser así. En la mayoría de casos hay piezas de todo tipo y condición y en el 90% de ellos, siempre hay una o varias piezas de mucho valor. Suele ser un solitario con un diamante de cierto tamaño, o un broche lleno de piedras de color de importancia, o un collar, como por ejemplo de los clásicos de los años 60-70 llenos de diamantes y combinados con zafiros de tamaños o rubíes o esmeraldas, o una diadema, piezas que destacan en valor del resto y que para hacer lotes, en el mejor de los casos, suele pasar que a uno le toca solo una pieza y a otros muchas. En otros casos si la pieza lo permite, se desmonta (ejemplo: una riviere de diamantes) o trocea para reconvertirla en piezas mas sencillas, o simplemente se descarta del lote de común acuerdo entre herederos, se procede a su venta y posterior reparto equitativo. Salvo estas circunstancias, mi proceder es el de igualdad de tipo de piezas en cada lote, por ejemplo si hay collares de perlas, uno para cada uno, una pulsera para cada uno, una sortija de coral para cada uno, claro está si las piezas lo permiten. Es muy difícil encontrarse la misma cantidad y tipo de pieza que el número de lotes. Me refiero que si son tres los lotes a realizar, es muy difícil que te encuentres tres solitarios, tres collares, tres relojes, etc. Muchas veces no hay suficientes piezas del mismo tipo para hacer los lotes. En estos casos preferimos que sean homogéneos en cuanto a variedad, quiero decir que cada lote tenga un surtido de piezas, tanto en valor como simplemente en tipo. No puede ser que a un lote le toquen todo relojes, a otro todo collares, a otro todo sortijas, etc. etc. ¡nooo!. Si hay genero de peso, lo repartimos con igualdad de valor en cada lote, así como si hay metales, tanto en lingotes, granalla o láminas, los desmenuzamos para trocear en partes de gramos iguales y por ende el mismo valor. No considero equitativo que un lote sea solo de lingotes (gramos de metal) y otro de piezas de joyería, entre otras cosas porque pienso que no es justo que un lote (le toque a quien le toque) sea de metal, que tiene fácil venta y realización en efectivo y que otro lote sea de piezas que están valoradas con un P.V.P. en el que hay impuestos y márgenes comerciales y además no son de fácil realización o conversión en efectivo, y si lo son, el valor obtenido es siempre menor que el 50% del P.V.P.
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Uno de los ejemplos más común en un reparto y que solo hay una pieza de mucho valor y el resto no son equiparables sino es con la suma de muchas piezas, es el de las pulseras o collares «riviere» de diamantes». Es muy normal que me indiquen que desmonte las piedras, que la pieza de metal la reparta en gramos iguales y que los diamantes una vez con precertificado los reparta equitativamente. Generalmente si las piedras son iguales en cuanto a color, pureza, estilo de talla y peso, es fácil. Se complica cuando en una misma pieza hay calidades diferentes, pero no hay problema, como son de la misma talla se monta una hoja de cálculo con el peso, el color, la pureza y se le asigna un valor por quilate según Rapaport, se le añade los márgenes comerciales y los impuestos para que de un listado de valor individual y así es fácil hacer un reparto, igualando calidades en cada uno de los lotes. También se complica cuando la «riviere», collar o pulsera, llevan las piedras en graduación de tamaño. El proceder es el mismo con la salvedad de que luego hay que repartir en calidades y pesos semejantes. Quiero decir por ejemplo, si tenemos una riviere que empieza con piedras de 0,40 ct. y termina con piedras de 0,95 ct. que no puede ser, desde mi criterio que un lote tenga solo piedras de 0,40 ct, el otro solo las de 0,50 ct. etc. etc. no. Debe de ser equitativo en cuanto tamaños y valor, que cada lote tenga el mismo tipo de piedras, que se repartan por tamaños en todos los lotes.
Para que los lotes de joyas sean iguales procedo de la siguiente manera: Una vez realizada la valoración de las piezas, con todas ellas numeradas, monto en una hoja de cálculo tantas columnas de sumatorios como lotes tengo que hacer. Cada columna se subdivide en dos, una con el número de pieza que está reflejado en la valoración de las joyas y la otra con su valor individual, de tal manera que vemos a la vez las sumas de cada uno de los lotes, y eso me permite ir quitando o añadiendo para equiparar los valores, siempre me dejo las piezas de menos valor para el final y así puedo ir igualando los lotes en cuanto a valor.
Un método que uso frecuentemente, es asignar colores a las casillas de los números de pieza y a su valor. Quiero decir que en el listado de números de pieza y valor, doy color a las casillas por tipo de pieza. Por ejemplo, las casillas de los collares de perlas son azul claro, las de sortijas con diamantes son verdes, las de pulseras son rojo, etc. etc. De esta manera en cada columna de lote puedes ver por tonos de color y a golpe de vista si tiene un lote mas piezas de sortijas que otro, o si tiene mas collares que otro. Es una foma visual de ver como están repartidos los lotes.
Cada reparto es diferente y particular, solo sigo un criterio, pero se pueden hacer repartos de muchas maneras. Incluso muchos clientes, bien avenidos, me refiero a que los herederos a los que les ha tocado el lote por sorteo, Lote A, Lote B, Lote C, … , se llevan bien y con posterioridad entre ellos mismos se hacen cambios. En casos de herederos mal avenidos en los que hay pleito por diferencias, tengo que volver al Juzgado a ratificar mi valoración.
Por suerte o por desgracia, según se mire, vas a heredar joyas, ¿te llevas bien con tus hermanos?
He sido tasador de joyas cerca de cuarenta años, actualmente estoy jubilado. Una de las tasaciones me la solicitaron cuatro hermanos, cuyos padres habían fallecido sin hacer testamento. Una vez hecha la valoración de todas ellas, con el valor de reposición, dado que, después, todos ellos las querían asegurar, me pidieron que hiciera cuatro lotes del mismo valor.
Dado que de los cuatro hermanos, dos eran varones y dos mujeres, debería, en lo posibles, hacer dos lotes con el máximo de joyas masculinas y los otros dos con joya femeninas.
El problema era que el total del valor de reposición era 20.280.000 pesetas y una de las joyas era una “condecoración al merito civil” de oro, platino, diamantes y esmalte (de la época franquista) cuyo valor ya era 5.050.000 pesetas. El total de las 160 piezas valoradas debía dividirse entre cuatro, es decir tocaba a 5.070.000 pesetas por hermano.
Uno de los lotes constaba de la condecoración y una sencilla pulsera de 20.000 pesetas. No llegué a saber el “agraciado” que le tocó este lote.