Ahora parece ser que hacer un buen informe gemológico no es bueno para algunos joyeros. Resulta que el cliente final, el que nos da de comer a todos, el que va a la joyería a comprar su joya, su capricho, su regalo, es al que de alguna manera desorientamos. Les han atiborrado de certificados falsos, de informes gemológicos que no tienen nada que ver con la realidad, de tarjetas plastificadas elegantes pero con contenidos confusos o erróneos, de seudocertificados genéricos que son iguales para todas las joyas, en las que siempre los diamantes son de color H y la pureza es VS. En la mayoría de los casos no los firma ningún gemólogo. Entonces estamos mareando al cliente final, consiguiendo que no sepa cual es el certificado bueno, el auténtico, el que no le engaña. He visto y oído muchas situaciones en las que te comentan, «no pongas este detalle en el informe», «si pones eso no la voy a vender», «no pongas el mapa de inclusiones de este diamante, porque se ven muchas cositas rojas y el cliente se asusta», «tienes que poner Wesselton porque ya la he vendido así», «si pones tantos datos el cliente no la comprará», «yo la compré como Wesselton VS1 y tienes que poner eso en el informe aunque no lo sea», …, y muchas frases parecidas. Lógicamente en la mayoría de estos casos en el que el cliente ve que no cumplimos sus expectativas, los informes no se hacen. En el caso de informes de joyas con diamantes de cierto tamaño, es bueno poner el mapa de inclusiones de los mas importantes para que cualquier manipùlación que se realice con la joya , siempre se puede comprobar que es la misma piedra y de que nadie la ha cambiado. Esto es bueno tanto para el joyero como para el cliente. El joyero siempre podrá demostrar que esa es la piedra que compró su cliente y que nadie se la ha cambiado. El cliente también podrá comprobarlo. En muchos casos los joyeros compran con la confianza que les trasmite su proveedor de años, y con esa misma confianza venden el producto indicando las mismas características de calidad. Con esto lo que se consigue es trasmitir «sin querer» un posible error de calidad hasta el cliente final. Estas diferencias de calidad al final se saben, porque en algún momento de la trayectoria de la joya, su propietario la lleva a un Gémologo o a un Tasador, o a un Laboratorio Gemológico para que le indiquen las calidades o valoración, pensando en una herencia o en un regalo. Es entonces cuando se sabe la verdadera calidad de una piedra. Esto es así , entre otras cosas, porque los Gemólogos, Tasadores, o Laboratorios Gemológicos, actúan de forma independiente. En muchos casos es la falta de formación gemológica de algunos joyeros, la que les puede gastar una mala faena. Con un mínimo de formación gemológica, el joyero puede apreciar mejor las calidades en el momento que compra a su proveedor.

Recientemente en varias ocasiones y con diferentes clientes joyeros, que por necesidades o exigencias de la venta de diamantes, nos mandan lotes y melees de piedras, para su clasificación por tamaños, tallas, color y pureza. Clasificando estas piedras hemos visto gran cantidad de ellas, incluso en tamaños pequeños, que están tratadas con relleno de vidrio. Estos detalles pasaron inadvertidos por sus propietarios y es ahora al estudiarlas y clasificarlas, cuando se han dado cuenta del tratamiento. Parece ser que de forma mecánica, compran a su proveedor de confianza y venden indicando las mismas calidades que les dicen cuando las compran. Esto es muy habitual.
El tratamiento de relleno de vidrio se realiza para disimular o hacer casi invisibles fisuras que tiene la piedra, mejorando «virtualmente» su pureza. Esto no es un problema si se advierte cuando se venden y por eso las podemos ofrecer a precios baratos, que no es lo mismo que omitir el comentario del tratamiento por su desconocimiento e indicar que se vende una calidad buena a un precio sumamente barato.
Además no exime de la obligación del joyero de indicar el tratamiento de la piedra cuando se vende. Esto ya lo indica la Normativa CIBJO para el comercio de diamantes.

facetas extra y melladuras naturales
Facetas extra  enorme y melladuras naturales en un Diamante.

Otro de los defectos en cuanto a calidad que suele pasar inadvertido por los joyeros es el de la calidad de las tallas en los diamantes. Ejemplo de ellas son los filetines gruesos o muy gruesos que aumentan peso en la piedra de forma innecesaria, la cantidad de facetas extra en una piedra, indica su mala talla, o melladuras naturales que suelen estar por debajo del filetín, que aunque no se vean montadas en caso de certificar la piedra suelta, no se pueden omitir. Estas características que no se conocen por falta de formación gemológica, hace creer falsamente al joyero que está comprando barato un producto, cuando la realidad es que se ofrecen baratas por su mala calidad.

Diamante con tratamiento de relleno de vidrio, apreciado por las irisaciones
Diamante con tratamiento de relleno de vidrio, apreciado por las irisaciones

Con un mínimo de formación gemológica, no hace falta ser gemólogo, se puede advertir la calidad de una talla brillante simplemente con una lupa 10x. También se pueden observar las irisaciones que producen los tratamientos de relleno de vidrio en los diamantes. Este tratamiento se realiza para disimular o hacer casi invisibles fisuras que tiene la piedra, mejorando «virtualmente» su pureza. Esto no es un problema si se advierte cuando se vende y por eso tiene ese precio tan barato que nos atrae, que no es lo mismo que omitir el comentario del tratamiento e indicar que se vende una calidad buena a un precio sumamente barato.  La formación  gemológica y los buenos certificados, fidelizan al cliente.


Comentarios


2 thoughts on “A algunos joyeros no les gustan los buenos certificados”

  1. Cuando el rio suena. . .
    Un rumor muy extendido en Barcelona, entre los profesionales de la joyeria, es que un vendedor de diamantes de Israel especializado en «diamantes tratados» tiene como principal cliente una conocida e importante joyeria. Esta los vende, sin mencionar que son tratados, a unos precios muy por debajo del que tendrian si no fueran tratados. Aunque tal competencia desleal perjudica en gran manera a todos o joyeros que actuan honradamente, el Colegio se niega a actuar de oficio.

    Por otra parte, una red de platerias, tambien de barcelona, vende una colección de joyas de plata con raiz de coral, platificado, teñido y barnizado acompañado con un «certificado de calidad» (Puede verse la foto en el FACEBOOK: Enyorada Aeg)

  2. Hace ya unos pocos de años conocí una persona que trabajaba en una gran empresa de diamantes que los comercializaba tanto en bruto como tallados, esta empresa tenía su residencia en Israel y despachos en New York y Hong Kong. Por diferentes razones a esta persona la echaron de la empresa y no volví a saber nada de él hasta pasados dos años.
    Un día nos encontramos en Amberes, siendo que, y como es lógico, le pregunté por su vida. A parte de cuestiones personales me dijo que se dedicaba a la venta de diamantes tratados y que si me interesaban vendría a visitarme a España pues me dijo que tenía varios clientes para este tipo de género (uno de ellos en Barcelona -me imagino que será el mismo del que habla el colega que aporta un post anterior-). Le dije que no pues no entra en nuestra filosofía la comercialización de ningún tipo de gemas tratadas al considerar que es un engaño al cliente aunque se le diga. Para nosotros una gema de esta naturaleza no tiene el más mínimo valor. Su insistencia en decirme que había mucha gente del gremio que los compraba me llamó la atención pues no pensé que fuese cierto. Pero al pasado un tiempo efectivamente me di cuenta de que yo estaba equivocado. Triste pero cierto, más de uno de los joyeros que yo conocía vendían, o habían vendido este tipo de gemas (siempre me decían que al cliente se le informaba que estaban tratadas). Si he de ser sincero no he vuelto a oir nada de este vendedor ni de los diamantes tratados, pero posiblemente sea porque me centro mucho en mi trabajo y me olvido de lo que ocurre alrededor (o quien sabe si la crisis ha hecho que no se vendan ni este tipo de «piedras»).
    Lo cierto es que, y como se viene a decir este artículo, engañar al cliente no cuesta mucho, se le dice a un pseudogemólogo que ponga H-VS y andando; pues el joyero dice haber comprado ese diamante como H-VS y lo ha de vender por tal. Lo triste es que la inmensa mayoría de los joyeros que venden diamantes no tienen la menor idea de lo que es un certificado gemológico y de porqué se ha de certificar un diamante de manera profesional. Preguntémonos porque hay «joyeros» que venden joyería con diamantes identificando éstos (véase que no digo certificando) en una especie de tarjeta de crédito como VS/SI, ¿existe acaso esa calidad?. Es decir, en un totum revolutum, se le da al cliente un trozo de plástico, que no vale para nada, pretendiendo que ello sea «la garantía más fiable» de lo que está comprando el cliente; eso sí, en la tarjeta plastificada va una foto muy bonita.
    En fin, esto es lo que hay y así nova va.

    Saludos

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