La pureza de los diamantes es uno de los factores que repercuten en su clasificación y, en definitiva, en su precio. Los otros tres factores son el color, la calidad de talla y el peso de la gema. Pero graduar la pureza de un diamante tiene una peculiaridad con respecto al resto de factores: no nos podemos ayudar de ningún instrumento excepto de una lupa de 10x. Aunque tenemos en cuenta el número, tamaño, color y posición de las imperfecciones en el diamante para asignarle un posición en la escala de pureza, el margen de subjetividad, en algunos casos, es muy amplio. Por el contrario, el peso exacto lo sabemos empleando una balanza de precisión, la talla se puede analizar con un proporcionímetro o escáner diseñado para tal efecto, y el color de un diamante lo podemos graduar con un colorímetro.
Aunque hay colorímetros con más o menos precisión y sus ventajas e inconvenientes, frente al criterio de una persona entrenada, suelen generar discusión entre los profesionales, los resultados que nos proporcionan estos instrumentos probablemente no genera tanta discusión como, algunas veces, la determinación del grado de pureza de un diamante.
Un claro ejemplo de las discrepancias entre los profesionales dedicados a la clasificación y certificación de diamantes se presenta a la hora de graduar la pureza de un diamante que únicamente muestra en su interior líneas de grano imperceptibles para un observador no entrenado, pero evidentes para una persona habituada a clasificar diamantes con una lupa de 10x.
Grano es un término empleado tradicionalmente para referirse a defectos o imperfecciones estructurales del diamante causados por distorsiones de la red cristalina. Como en las zonas donde se localizan estas imperfecciones el índice de refracción varía ligeramente con respecto al de la masa del diamante la luz que atraviesa el cristal se desvía ligeramente o produce reflexiones que resaltan el defecto estructural. El término grano también incluye planos visibles de maclas internas y líneas de crecimiento que son un reflejo de distintas fases del crecimiento del cristal. Estas irregularidades de la red cristalina se manifiestan visualmente en forma de líneas finas o dentadas, bandas paralelas incoloras o coloreadas o líneas que algunas veces se cruzan (tatami). Las podemos observar con la ayuda de una lupa o microscopio gemológico, aunque algunas veces son difíciles de encontrar. Así pues, vemos que esta definición de grano incluye fenómenos cristalográficos diferentes. En realidad, la similitud entre ellos consiste en que son alteraciones de la red cristalina ideal. Algo que siempre ocurre en la naturaleza puesto que cualquier cristal, en este caso cualquier diamante, contiene defectos estructurales visibles o no con los instrumentos que habitualmente emplean los gemólogos. No obstante, al repasar la definición de grano que dan distintos organismos e instituciones, referentes para los laboratorios gemológicos y sectores implicados en el comercio de piedras preciosas y diamantes, nos damos cuenta que no siempre concuerdan del todo unas con otras.
En primer lugar, si consultamos algunos manuales clásicos de gemología, por ejemplo, el libro escrito por E. Bruton titulado Diamantes,(1983), vemos que el autor incluye bajo la denominación de grano también las líneas de crecimiento. Por su parte, el manual escrito por Verena-Pagel-Theisen, Diamond Grading ABC. The Manual, (2001), otro referente clásico para muchos gemólogos, no emplea el término genérico de grano cuando se refiere a imperfecciones tales como los planos de macla o líneas de crecimiento, sino que los menciona como imperfecciones diferentes. Más próximo a nuestros días, el International Diamond Council (IDC) en Rules For Grading Polished Diamonds, versión 2013, habla del grano en el punto 2.3.3 y en el Addendum to Rule 2.3.4. IDC engloba como “Fenómenos estructurales” las líneas de crecimiento paralelas (algunas veces coloreadas) y perpendiculares, crecimiento policristalino, alteraciones de grano (sin especificar qué son) y los planos de macla.
Si definir con precisión el término grano puede resultar, como hemos visto, un poco complicado, evaluar el impacto de estas imperfecciones sobre la graduación de la pureza en los diamantes puede ser aún más enrevesado. En principio, las imperfecciones provocadas por el grano en el interior de la piedra repercuten en la categoría de pureza, pero si se manifiestan superficialmente lo hacen sobre la calidad de la talla. Mientras que esto último no representa, en general, motivo de controversia entre los profesionales del sector, el impacto del grano sobre la pureza de los diamantes sí merece algunos comentarios.
El criterio empleado para la graduación de los diamantes, como cualquier otra cosa, ha ido evolucionando y adaptandose a las exigencias del consumidor, la dinámica del mercado y las posibilidades de la tecnología disponible en cada momento. Pequeños cambios en las denominaciones y puntos de vista se van introduciendo lentamente en la normativa propuesta por las instituciones internacionales y en los procedimientos de los laboratorios gemológicos. Un claro ejemplo es la relevancia del grano en la graduación de la pureza de los diamantes descrita en un artículo publicado en 2006 por el Gemological Institute of America (GIA). En este artículo GIA resume la política aplicada en sus laboratorios desde la década de los años cincuenta del siglo pasado hasta la fecha de publicación del artículo. Desde el principio del periodo considerado hasta finales de los años sesenta el laboratorio no especificaba en sus certificado e informes la presencia de grano en los diamantes y, por tanto, un diamante podía ser graduado en la máxima categoría de pureza aunque tuviera grano. Sin embargo, después de una evolución en su criterio, en la fecha de publicación del artículo GIA considera ya el tipo de grano que denomina “grano blanquecino” (whitish graining) como una característica relacionada con la pureza del diamante, y cuando éste influye en la graduación del ejemplar añade un comentario indicando que el grado de pureza está basado en el grano.
Las normas que IDC propone para graduar los diamantes con fenómenos estructurales, dentro de los cuales tal y como se ha comentado más arriba incluye el grano, están perfectamente esquematizadas en sus normas de 2013 para graduar los diamantes tallados. Sin embargo, siguen siendo imprecisas. Por ejemplo, IDC propone que si el fenómeno estructural es muy difícil o difícil de ver con una lupa de 10x, el diamante será clasificado como “limpio a la lupa” y en el apartado de observaciones se indicará que “tiene grano”; es decir, no influye en la clasificación de la pureza. Pero si el fenómeno estructural se ve con facilidad repercute en la pureza de la gema. En cualquier caso en el apartado de observaciones, según IDC, se debe hacer constar que el ejemplar tiene grano visible. La falta de precisión es porque no aclara cuándo considera que el grano es fácil o difícil de ver.
Por otra parte, el International Institute of Diamond Grading & Research (IIDGR), un laboratorio del grupo De Beers, en su Grading Standards (2016) dedica un epígrafe a la relación del grano interno con la pureza. Según IIDGR, cuando el grano se percibe como un halo transparente casi imperceptible no se menciona, pero si es visible inmediatamente a través de la corona con una lupa de 10x sí se menciona. En los casos que el grano interno provoca un efecto brumoso en la gema este laboratorio, además de graduar el diamante en la escala de pureza que le corresponde, anota un comentario indicándolo en el apartado observaciones del certificado o informe.
Después de haber confrontado el punto de vista de estas organizaciones de tanto peso internacional parece claro que con el tiempo las dos posturas antagónicas, los que argumentan que estos defectos son parte intrínseca del diamante, es decir, no son impurezas y, por tanto, deben tener un enfoque diferente y los que dicen que en tanto y cuanto la imperfección es visible afecta a la transparencia de la gema y, en consecuencia, debe tenerse en cuenta para la correcta clasificación de la pureza del diamante, tienden a converger y avanzamos hacia una estandarización en la clasificación de la pureza de estas imperfecciones que pueden verse en algunos diamantes.
En nuestra opinión, si un diamante tiene algo en su interior que puede ser visto con una lupa de 10x es porque esa inclusión o imperfección no es transparente, en caso contrario no la veríamos, y por tanto afecta a la transparencia de la gema que la envuelve. Y, si es así, debería repercutir en la clasificación de la pureza del diamante que la aloja.
Autor: José Manuel Rubio Tendero
Llevo 25 años de dictar Gemologia en Colombia y quisiera conocer mas del diamante es mi pasión las gemas, gracias por su respuesta.
Hola Indulfo
Desconozco cual su formación académica. No se que titulación tiene. Sabiéndola me ayudaría a orientarle mejor. No se que tipo de conocimientos busca, sintésisi, clasificación del color, de la pureza, nuevos instrumentos, etc. etc. En cualquier caso, lo que si le puedo decir es que nunca se deja de aprender, siempre hay instrumentos nuevos, técnicas de síntesis mejoradas, nuevos tratamientos, nuevas piedras sintéticas y artificiales que se incorporan al mercado, y un sin fin de cuestiones que hacen que la Gemología sea infinita.
Lo que yo por ejemplo intento hacer en la medida de lo posible y es lo que también le aconsejo, es ir a Congresos, asistir a conferencias, visitar Ferias, comprar libros, hacer algún curso que se acople a mis necesidades, suscribirme a publicaciones de laboratorios de investigación gemológica, ser socio o miembro de alguna institución relacionada con la Gemología.
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No se si le he servido de ayuda.